El arte, la religión y la cosmovisión conforman un pilar que da a la
cultura su dimensión simbólica.
La cultura es un apretado tejido de relaciones, en el cual las artesanías
abren una ventana para comprender y
visualizar la conexión integral entre los elementos naturales, sociales y simbólicos
del grupo social que las produce.
Como elemento básico la artesanía se inscribe en la economía natural,
aquella en la que se producen objetos para el consumo familiar con materiales y
herramientas que obtiene directamente la unidad doméstica y que tiene como fin
suplir necesidades de la vida cotidiana.
Una vez cubiertas las necesidades de la unidad doméstica, la artesanía
se convierte en objeto de trueque con la comunidad a la cual pertenece el
artesano y finalmente, aparecerá la producción mercantil, que da impulso al
comercio de productos por cambio monetario o su equivalente. De esta forma vemos un pequeño recuento de
cómo la artesanía pasa a formar parte del comercio.
La artesanía se convierte en un símbolo, manifestaciones culturales propias
frente a los modelos extranjeros. El
desarrollo industrial desigual, ha hecho que los productos manufacturados no
puedan desplazar a los producidos en la economía de autoconsumo. De esta forma en los mercados populares de Latinoamérica
podemos ver como conviven al mismo tiempo elementos artesanales e industriales
desarrollados para resolver las mismas necesidades, los productos artesanales seguirán siendo
consumidos por las sociedades rurales, mientras éstos conserven un precio
inferior a los fabriles.
El artesano ha visto cómo crecen sus necesidades económicas sin que obtenga
los ingresos suficientes para resolver sus necesidades familiares. Así, el
artesano busca producir más o ganar más, introduciendo cambios en las materias
primas, formas de producción, diseño, en la forma y en el uso original de sus
artesanías.
Lejos de desaparecer la actividad artesanal, se adapta a las condiciones
que impone el mercado actual. La artesanía experimenta cambios de acuerdo a la
sociedad que la produce. Vemos dos vertientes fundamentales, la primera
dirigida a la obtención de ingresos y la otra con un carácter de creación y
materialidad cultural. Estos dos
elementos se mezclan e interactúan y en la actualidad se puede decir que uno no
puede vivir sin el otro. Así vemos que el artesano desarrolla los conocimientos
y técnicas heredadas de generación en generación, adaptándose a las condiciones
y necesidades de la sociedad de donde el artesano se nutre y convive.
Los objetos que conforman la cultura material son los mínimos
indispensables que requiere una familia campesina para subsistir en su medio;
es decir ni le sobra ni le falta. Las características de portabilidad, forma y
diseño va en relación directa con la función que cumple: cocinar, transportar, almacenar,
medir o vestir. Los materiales son inminentemente de la región y su diversidad
determina la cantidad de objetos que cada grupo pueda producir para satisfacer
sus propias necesidades antes de recurrir al intercambio, trueque y/o comercio.
En la actualidad la producción artesanal se convierte en una de las fuentes
de empleo en Latinoamérica, tiene incidencia en el PIB, es parte de programas
de fomento y desarrollo y ha sido indiscutiblemente introducida al mercado. La participación
de los productos en el mercado varía de acuerdo a la personalización del
producto, así a mayor personalización
(producto único) menor producción, menor cobertura del mercado y sistema de
producción más artesanal; y a mayor mercado, mayor producción e instrucción de
sistemas de fabricación más flexibles.
La producción artesanal conserva una serie de características[1]:
- Volumen de producción muy pequeño y un mercado reducido centrado en un nicho que habitualmente tiene mayor poder adquisitivo.
- Fuerza laboral altamente cualificada y polivalente en las tareas relacionadas con la fabricación, incluido el diseño de los productos.
- Flexibilidad para realizar distintas tareas, cuando son necesarias, debido al empleo de herramientas y máquinas de uso general con un ritmo pausado en la ejecución de las operaciones.
- Productos de alto valor agregado y precio elevado.
- Fabricación de productos con partes intercambiables, cuando no son productos únicos.
- La producción coordinada por un propietario que mantiene el control de la empresa.
- Alto contacto con los clientes.
- El valor del producto tiende a mantenerse a lo largo del tiempo.
Los productos autóctonos de cada país deben ser fuente de calidad de vida
para sus productores y deben ser mostrados al mundo. Se está de acuerdo en que el producto
artesanal se comercialice, pero esta comercialización desvirtúa el mensaje
original enviado por el productor, se envían mensajes diferentes desde la
artesanía y sus comercializadores.
Los mensajes que envían la artesanía y el artesano por un lado y los
mensajes que envían los comercializadores y promotores de estos productos por
otro. ¿Serán complementarios u opuestos?
Dejo abierta la discusión en la búsqueda de un paralelismo favorecedor para
todas las partes.